sábado, 16 de julio de 2016

¡No intentes comprar los dones de Dios con dinero!



Existe hoy en día un problema con relación a la llamada música cristiana y que va mucho más allá en lo que se refiere a la clase, la forma, y el estilo de música que es tocada y cantada en nuestras Iglesias y del ambiente donde se desenvuelven los cantantes cristianos.

Actualmente se invitan a cantantes que piden por cada presentación  grandes cantidades de dinero, más gastos de transporte y alojamiento. Y todo esto con áreas de “fans”, autógrafos, fotos, saludos y más. También llama la atención la vestimenta de los mismos. Lo podemos comprobar mirando las carátulas de sus discos y las fotos impresas dentro, sin olvidar sus videos musicales oficiales.

La fama y la popularidad de estos cantantes llega a tal extremo, que el público grita ante ellos, para luego esperar  por autógrafos  haciendo filas para tener la oportunidad de tomarse una foto con ellos.

Existen páginas dedicadas a la promoción de estos cantantes famosos. Esas páginas Web hacen inclusive concursos para ganarse la música de los cantantes o competencias de popularidad entre cantantes.

Todo esto les ha creado un gran ambiente de fama, y de ventas, ya que hoy en día tienen eventos para galardonarles, que si mejor cantante femenino del año y más. Cuentan en su mayoría con representantes y agentes que les promocionan y llevan sus agendas. Pero todo es en base al negocio.

No se trata para nada de una mera agenda para ir a cantar en una Iglesia o para compartir el don que Dios les ha dado. No les decimos que todos sean así, pero es algo que sin duda se está viendo, y mucho.


La palabra simonía deriva de un personaje en la Biblia de los Hechos de los apóstoles llamado Simón el Mago, quien quiso comprarle al apóstol Pedro su poder para hacer milagros y conferir como ellos, el poder del Espíritu Santo, lo que le supuso la reprobación del apóstol: ¡Que tu dinero, desaparezca contigo, porque pensaste que podías obtener el don de Dios con dinero!  Hechos 8: 20

EL SEÑOR NOS ADVIERTE EN: 1 Juan 2:15-1 
"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" 

El pecado de la Simonía


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