El
término en latín "Sóla Scriptura" que quiere decir "Sólo la
Biblia", es una frase corta que representa la simple verdad que sólo existe
una revelación de Dios que el hombre posee al día de hoy, la Biblia.
Las
Escrituras establecen este concepto repetida y enfáticamente. La simple frase
"Escrito está" significa creer únicamente en la pura Palabra de Dios,
su verdad incorruptible.
En el
último mandamiento de la Biblia se nos advierte claramente no añadir o quitarle
a Su Palabra: "A
todos los que escuchan el mensaje profético escrito en este libro, les advierto
esto: Si alguno añade algo a estas cosas, Dios le añadirá a él las calamidades
que en este libro se han descrito. Y si alguno quita algo del mensaje profético
escrito en este libro, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la
ciudad santa que en este libro se han descrito”. Apocalipsis 22:18-19
Cuando
el Señor Jesús dijo: "La Escritura no puede ser quebrantada" en Juan
10:35, él estaba hablando de la palabra escrita de Dios. Los eventos, las
acciones, los mandamientos, y la verdad de Dios son entregados a nosotros de
manera escrita. La declaración de Dios en la Escritura es que ésta, y sólo
ésta, es la autoridad definitiva en todos los asuntos de fe y moral. Así que
sólo existe una fuente escrita de Dios.
Jesús
mismo identificó la verdad con la palabra escrita. En su oración de gran
sacerdote, Él dijo: "Santifícalos en tu verdad; tu Palabra es
verdad". Esto concordaba consistentemente con las declaraciones
encontradas a través de todo el Antiguo Testamento, en donde el Espíritu Santo
continuamente proclama que la revelación de Dios es verdad, como por ejemplo el
Salmo 119:142: "… tu ley es verdad." No existe ninguna otra fuente,
fuera de las Escrituras, a la cual se aplica esta declaración. Sólo esta
fuente, las Sagradas Escrituras, constituye la norma de verdad para el creyente
y para el pueblo de Dios.
En el
Nuevo Testamento, es la palabra escrita de Dios, y sólo ella, a la que el Señor
Jesucristo y sus apóstoles se refieren como la autoridad definitiva. El día de
la tentación, el Señor Jesús resistió tres veces a Satanás
diciendo: "Escrito está", como en Mateo 4:4: "El
respondió y dijo: Escrito está; No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios". Al establecer "Escrito
está", el Señor Jesús utilizó
exactamente la misma frase que es usada en
la Biblia cuarenta y seis veces. La persistencia en la repetición de esta frase
remarca bien su importancia.
Existen
los intentos de algunas personas por adjudicar mayor autoridad a las
tradiciones humanas que a la autoridad de la palabra de Dios. La
palabra del Señor, a modo de mandamiento, dice en Proverbios 30:5-6:
Toda
la palabra de Dios es limpia. Él es escudo a los que en él esperan. No añadas a
sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso" Dios ordena
que no añadamos a Su Palabra; este mandamiento nos enseña enfáticamente que
sólo la Palabra de Dios es pura y sin contaminación.
La
Palabra Escrita de Dios es la única inspirada. Es sólo con la luz del Espíritu
Santo, que las Escrituras pueden ser comprendidas. El Espíritu Santo hace que
aquellos que le pertenecen, entiendan las Escrituras (Juan 14:16-17-26). "…y
el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad". (1 Juan 5: 6).
Si Usted
anhela la verdad con la actitud del Salmo 51:17 donde dice: "Al corazón
contrito y humillado no despreciarás tú, ¡Oh Dios¡", entonces, Dios no lo
despreciará. El revelará el fundamento básico que el Señor Jesús sostiene, así
como hicieron los apóstoles.
¿Es la
sóla Scriptura adecuada y correcta? O necesitamos algo más?
La
suficiencia total de las Escrituras es declarada de esta manera por el Apóstol Pablo: "Toda
la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para reprender, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra".
2
Timoteo 3:16-17
Como
verdad y autoridad definitiva, todo lo que necesitamos es la Escritura. Las
Escrituras son el registro autorizado que el Dios Santo ha dado a su pueblo. Apelar
a la tradición como autoridad cuando el Santo de Dios no lo dio, es inútil. El
mandamiento del Señor para creer lo que estaba escrito siempre ha sido algo que
los creyentes debían obedecer y en realidad lo hacían. En este asunto debemos
ejercitar la humildad ordenada en las Escrituras para no pensar por encima de
lo que está escrito: "…para que en nosotros aprendáis a no pensar más de
lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra
otros."
1 Corintios 4: 6.
El
Señor introduce el tema de la verdad para expresar nuestro amor por Él. De
nuevo, esto subraya su importancia. "Respondió Jesús, y les dijo: El que
me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos
con él morada. El que no me ama, no guarda mis palabras. La palabra que habéis
oído, no es mía, sino del Padre que me envió." Juan 14: 23-24. Y de
nuevo dice: "El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no
pasarán." Mateo 24: 35.
El
Señor mismo se aferró a la autoridad exclusiva de las Escrituras, tal como
hicieron los Apóstoles después de Él. Ellos confirmaron el mensaje mismo del
Antiguo Testamento. "La Ley de Jehová es perfecta…" Salmos 19: 7.
El creyente debe conservarse fiel a la forma que el Señor ha diseñado, aferrándose
solamente a lo que ha sido escrito: "Tu palabra es verdad". Todo lo
que puedas escuchar, o ser proclamado que no esté escrito en la Santa Palabra
de Dios, la tienes que desechar.
La
Biblia tiene y debe de ser nuestra única regla de fe y práctica.
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