jueves, 17 de diciembre de 2015

El Ecumenismo nos arrastra a la confusión espiritual y a la apostasía.


Puesto que hemos llegado al fin del camino; o sea al fin de los tiempos; la Iglesia de Jesucristo está enfrentando uno de los más graves problemas de la historia en cuanto a doctrina, y no sólo a nivel espiritual de los creyentes, sino también enfrenta la grave “seducción de la apostasía” siendo parte de ella el Ecumenismo.

El ecumenismo es la tendencia o movimiento que busca la unidad de todas las religiones y confesiones religiosas y es usada primordialmente para aludir a los movimientos existentes en el seno del cristianismo,  y cuyo propósito consiste en la unificación de las diferentes denominaciones cristianas, separadas por cuestiones de doctrina, de historia, de tradición o de práctica. Es en este “diálogo interreligioso que se busca el acercamiento inclusive con las religiones abrahámicas, judaísmo, cristianismo e islam.

El ecumenismo, tal y como lo entendemos, es aquella propuesta “aparentemente benévola” de búsqueda de la unidad en lo que se denomina cristianismo.

Lamentablemente, esa búsqueda de la unidad está destinada al fracaso eterno, ya que – primeramente – no constituye la unidad de Dios - y en segundo lugar – compite en terrible desventaja con la verdadera unidad, cual es la del Espíritu (Efesios. 4: 3), la cual existe desde antes de la fundación del mundo, y que será manifestada en el encuentro de la Iglesia con el Señor en el aire. 1 Tesalonicenses. 4: 17. 
No obstante, muchos hoy por hoy son enredados y engañados por dicha propuesta de falsa unidad, la cual están manejando desde hace ya varios decenios los responsables luciferinos de la implementación de la religión mundial, precursora del advenimiento de la Bestia Anticristo.

En estos días de tanta “globalización”, cada día se hace más popular la idea de que también se debe “globalizar” la religión. Afirman que hay que fusionar la religión cristiana con todas las demás. Hay hermanos, especialmente los nuevos en la fe, los que nunca han tenido la oportunidad de estudiar y profundizar en la enseñanza de la sana doctrina, quienes se preguntan: “¿Por qué algunos líderes cristianos se oponen a que nos unamos? ¿Por qué permiten que estemos tan divididos?”. La respuesta es muy sencilla: En primer lugar, porque los cristianos verdaderos ya estamos unidos. En segundo lugar, porque la mayoría de quienes abogan por la unidad, no son siquiera cristianos, y en tercer lugar, porque la Biblia dice justamente lo contrario, afirma categóricamente que debemos “salir de en medio de ellos”.
¡Cuántas veces no hemos escuchado decir a los cristianos ecuménicos, “Que no debemos permitir que las doctrinas nos dividan”! Pero, ¿Es bíblico sacrificar las doctrinas bíblicas para cultivar la unidad? ¿Está bien pasar por alto lo que dice la Biblia, con tal de no contradecir a otros cristianos? ¿Dice algo la Biblia a este respecto?
El Señor Jesucristo dijo: “Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” Mateo. 15:7-9. - “Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió” 
Juan. 7:16.

Algunos, por buscar la unidad, ceden en la cuestión doctrinas, sin darse cuenta que ni siquiera el propio Señor Jesucristo se atrevió a cambiar en lo más mínimo sus enseñanzas, porque las mismas provienen de Dios. La Escritura declara: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles” Hechos. 2:42.
Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra” 2 Tesalonicenses. 2:15.

“Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina”
Tito. 2: 1.

“No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas” Hechos. 13: 9.

“Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo” 2 Juan 9.

“Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! Participa en sus malas obras” 2 Juan. 10-11.

La doctrina sana y correcta es la base en la vida de todo cristiano. No se puede orar, predicar testificar, alabar ni adorar a Dios sin doctrina bíblica “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? Tal como está escrito: ¡CUAN HERMOSOS SON LOS PIES DE LOS QUE ANUNCIAN EL EVANGELIO DEL BIEN!” Romanos 10: 14-15.

Sin fe en el Dios de las Sagradas Escrituras y sin hacer caso a lo que Él ha dicho, no hay manera para enfrentar y tratar los temas como el aborto, la drogadicción, el abuso, la pornografía, la homosexualidad, el ambiente, la violencia, la evolución, y mucho más sin la sana doctrina y la enseñanza bíblica, no se puede contestar preguntas como: ¿Por qué estamos aquí? ¿Cómo debemos vivir? ¿A dónde vamos? ¿Por qué hay tanto sufrimiento y tanta maldad en el mundo? o ¿Cómo puedo ser perdonado e ir al cielo?

Son incontables las falsas doctrinas que se podría enumerar, y que muchos llamados evangélicos enseñan. Nosotros, los verdaderos cristianos, no podemos negociar con la doctrina bíblica.

Escandaloso, terrible!. Qué manto oscuro de confusión trae actualmente sobre la gente que líderes cristianos respetados, escuchados, leídos sus libros, se estén uniendo a esta apostasía que viene del infierno, y arrastrando así a millones de cristianos a la confusión espiritual y a la apostasía. El propósito de Babilonia nunca ha sido de glorificar al Señor Jesucristo, sino el de robarle la gloria y hacer mercadería de la fe de las multitudes.

Todo esto es precisamente lo que satanás espera, la unión de todas las falsas religiones. Con el ecumenismo ha comenzado la venida de nuestro salvador Jesucristo. Su venida está cerca!



No hay comentarios.:

Publicar un comentario