Isaías 5: 20 nos advierte “ ¡Ay de los que a lo
malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz
tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por
dulce, y lo dulce por amargo!
Siempre que los ídolos y otra clase de objetos mágicos
son mencionados en las Escrituras, la actitud de Dios es siempre de reproche
hacia ellos. Está escrito en Salmos 31:6, “Aborrezco a los que esperan en
vanidades ilusorias; mas yo en Jehová he esperado”. Cuando sentimos la
necesidad de protección divina para guardarnos de un daño físico, nuestra tranquilidad
debe estar en el Señor. Leemos en el Salmo
91:2-6, “Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en
quien confiaré. Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora.
Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga
es su verdad. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni
pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya”.
Muchas personas hacen confianza y ponen su fe en los «amuletos”.
Las personas que practican estas cosas, creen que los amuletos les van a
dar suerte y bendiciones, y ponen su confianza en el objeto. Estos objetos,
pueden ir desde una estampa de un santo, a cualquier otra cosa, como una
figurita pequeña, una medalla, pulsera, un trozo de cuerda, un escapulario, o
cualquier otro objeto de metal, madera o piedra.
Estos se utilizan para dar suerte a la persona que los lleva encima. Creen que sólo por el hecho de llevarlos guardados o colgados del cuello, les van a proteger de las malas influencias, como enfermedades, falta de trabajo, y que les van a dar bienestar social, buena suerte para atraer el dinero, el amor, para protegerse contra la envidia, la desgracia y otras desdichas, y hasta por último creer que estas les traerán las bendiciones de Dios.
Esta práctica está extendida entre una gran parte de la población, sean o no creyentes.
Creen en cosas inanimadas, muertas, que no tienen vida en sí mismas y por tanto, de nada pueden librar, de nada pueden proteger, y mucho menos darles las bendiciones que esperan. Son simplemente objetos a los que les quieren otorgar poderes que no tienen. Eso es un grave pecado, y muchísimo más si quienes lo practican son supuestamente cristianos.
Nosotros los cristianos, no podemos poner nuestra fe en objetos, o en personas, sino sólo en Dios. Dios es el único que tiene poder para librarnos de cualquier peligro ya que solo él es el dador de vida y de bendiciones
“Ese recibirá bendiciones del Señor, y su justicia del
Dios de su salvación” Salmos 24: 5
No podemos pretender creer y tener fe en Dios, y al
mismo tiempo hacerle confianza a un objeto creyendo que el objeto nos aportará
lo que esperamos. O le creemos a Dios, o le creemos al objeto, ya que estas dos
creencias están en completa
contradicción. Dios nos lo advierte muy claramente en su Palabra en
Deuteronomio 30: 19 “Al cielo y a la
tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida
y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas,
tú y tu descendencia”
Nuestras vidas no están en manos del azar o de la suerte, ni bajo el dominio o influencias de cosas, objetos o personas, ni muertas ni vivas. Nuestras vidas están en las manos de Dios y solo Él es quién debe controlarlas.
En realidad estas cosas, lejos de librar a nadie de nada, son perjudiciales y atraen maldición sobre ellos. Pues lo que les piden no solo no es concedido, sino que Dios mismo, los entrega a su elección, como vemos en Isaías 57:13 "Cuando clames, que te libren tus ídolos, pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará”
Nuestras vidas no están en manos del azar o de la suerte, ni bajo el dominio o influencias de cosas, objetos o personas, ni muertas ni vivas. Nuestras vidas están en las manos de Dios y solo Él es quién debe controlarlas.
En realidad estas cosas, lejos de librar a nadie de nada, son perjudiciales y atraen maldición sobre ellos. Pues lo que les piden no solo no es concedido, sino que Dios mismo, los entrega a su elección, como vemos en Isaías 57:13 "Cuando clames, que te libren tus ídolos, pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará”
Hay quienes se mueven entre dos aguas, de tal manera que no creen ni en una cosa ni en la otra. Pues quienes hemos sido rescatados de nuestra vana manera de vivir, hemos sido limpiados también de toda clase de prácticas ocultistas. Si estamos esperando que Dios cure nuestro cuerpo físico, debemos saber que sólo Dios puede curar, si es su voluntad, pero sólo debemos acudir a la medicina. Jamás a curanderos, ni a fórmulas mágicas que prometen sanidades. Porque todo esto no solo es falso, sino que además es dañino y cuando las personas se introducen en este mundo oscuro, empiezan a ser víctimas de las influencias de Satanás, causándoles mucho dolor y sufrimiento. La única medicina que podemos aceptar es la tradicional. Dios ha permitido que la ciencia avance, y es de gran utilidad y se consiguen curar muchas enfermedades. Ten fe y confía solamente en Dios. Pon tu enfermedad y tu vida en las manos benditas y sanadoras del Dios Todo poderoso, ya que solo él tiene el poder de sanar y restablecer tu vida física, emocional, y espiritual.
Existen también algunas otras prácticas muy sutiles y
la gente las tiene como cosas inofensivas, pero no es así, pues todo es muy dañino Hay
quienes alternan su vida espiritual con prácticas que creen inofensivas y
ciertas, como por ejemplo, para recibir el nuevo año, se ponen ropa interior
roja porque dicen que trae buena suerte, o salen a correr con una maleta,
creyendo que esto les permitirá próximamente viajar.
Ahora, si tú has caído en estas prácticas ocultas porque las ignorabas, recuerda que tenemos un Dios misericordioso al cual puedes orar sin necesidad de fetiches, y objetos. Él te oye, sólo necesitas creer con fe, no por obras mágicas, puedes acercarte a Dios con confianza y apartarte de esas trampas del enemigo.
Al mismo tiempo, si sabemos de algún amigo o familiar que cree
y practica esta clase de mentira y seducción espiritual, hablemos con él para
advertirle en donde se está metiendo.
El mundo nos tiene sólo a nosotros los cristianos,
para llevarles la luz, por lo cual debemos también nosotros estar en luz, y no
dejarnos contaminar por ninguna de las cosas que Dios rechaza, para que Él
pueda usarnos y podamos ser lámparas que alumbremos con nuestro resplandor, en
este mundo que vive en tinieblas.
Cuando
sintamos la necesidad de protección divina para guardarnos de un daño físico, recordemos
que nuestra tranquilidad está en el Señor. Salmo 121:7-8 « El Señor te guardará de todo mal, él guarda tu
vida. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre”
2 Timoteo 4:18 «Y el Señor me librará de toda obra
mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los
siglos de los siglos" -Amén-!!!
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