¿Qué dice la Palabra de Dios respecto a la
adivinación, la hechicería y otras cosas similares?. “Ni hechizos ni rituales,
ni talismanes, ni supersticiones. Dios no quiere para sus hijos nada de esto”.
Ezequiel 13: 18-19
En el día de hoy es muy frecuente ver gente acudir a los
curanderos que les ofrecen algún objeto mágico para quitarles el mal de ojo o
para lograr el amor. Es también frecuente ver en la televisión adivinos que
echan las cartas del tarot a los que la gente llama para que les revele su futuro. También
es muy frecuente encontrar en la prensa anuncios de todo tipo de curanderos,
así como los horóscopos y otras previsiones astrológicas.
Para Dios la adivinación es pecado: “Como pecado de
adivinación es la rebelión, como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto
rechazaste la Palabra de Jehová, también él te ha rechazado para que no seas
rey” (1Samuel 15:23). Este pecado despierta la ira de Dios: “Dios ordena:
“No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis,
contaminándoos con ellos. Yo, Jehová, vuestro Dios” (Levítico 19:31). O sea que
es un pecado. Él mismo nos ordena evitarlos, porque contaminan espiritualmente
nuestro corazón.
¿Castiga Dios la adivinación y la brujería? Sí. De
hecho en el antiguo Israel tales prácticas estaban penadas con la muerte: “A la
hechicera no la dejarás con vida” (Éxodo 22:18) y “El hombre o la mujer que
consulten espíritus de muertos o se entreguen a la adivinación, han de morir;
serán apedreados, y su sangre caerá sobre ellos” (Levítico 20:27).
Por su
parte, el Señor amenaza con el fuego a una adivina y a quienes le han
consultado (Isaías 47:8-15). Aunque quizás la historia más fascinante es
la de Saúl, primer rey de Israel, quien acude a la adivina de Endor para
consultar con los muertos. Ante tal desobediencia, Dios es tajante y decide
desposeerle de la corona y entregar su reino a los enemigos filisteos
(1Samuel 28:3-19). Estas prácticas son horrendas y Dios las castiga con mano de
hierro.
En el Nuevo Testamento el Señor advierte que los
hechiceros tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la
muerte segunda” (Apocalipsis 21:8). Los adivinos no serán librados de tal
castigo.
Usted puede preguntarse, “Pero sigo sin entender ¿por
qué Dios se opone tan ferozmente a la adivinación? ¿Qué tiene de malo que uno
consulte a la adivina?” El Señor se opone básicamente por tres razones. La
primera es que Él desea que toda nuestra fe y confianza descansen solamente en
Él, y en nadie más (Jeremías 17:5-8). La segunda es que los adivinos no son de
fiar porque mienten (Jeremías 29:8-9). Y la tercera, que la adivinación proviene
del diablo (Hechos 16:16-18). Dios aborrece la magia, la hechicería, la
brujería, el espiritismo, la adivinación, la astrología, el horóscopo, el
tarot, la quiromancia, el esoterismo, el ocultismo y otras prácticas similares
porque nos apartan de la luz del Señor y nos acercan a las tinieblas de Satanás
¡O aceptamos esta advertencia de la parte de Dios
en su totalidad o la aceptamos por partes! ¿Aceptamos sólo unas cosas y otras
no?. Precisamente, cuando no estamos de acuerdo en algo, entonces la
descartamos o dudamos de su veracidad? Tenemos que ser consecuentes con
nuestras creencias, y específicamente con la adivinación! Si la Biblia dice que
es pecado y que es “algo detestable a Jehová el consultar adivinadores y
hechiceros”, pues ¿Para qué lo vamos a hacer aunque no veamos nada malo en ello?
Si el Dios en quien confiamos nos advierte, ¿Por qué insistimos en hacer lo
contrario?
Recuerda el relato en Edén con nuestros primeros
padres: Eva no vio nada de malo y hasta contempló que el fruto ofrecido era
“hermoso a la vista” y desarrolló en ella un espíritu totalmente independiente
haciendo caso omiso a la advertencia de Dios con respecto al famoso árbol del
centro del jardín. El punto es: “Eva no vio nada de malo” y más tarde Adán
tampoco lo consideró así ¿Cuáles han sido los resultados de semejante actuación
de independencia? ¡Tú y yo sabemos muy bien esos resultados! ¡Y todo por
escuchar “voces” del “más allá” que despertaron en ella creencias devastadoras!
Siempre, y en todos los casos, la magia es retratada
-sin excepción- como pecado. Las Escrituras también relatan que muchos de los
que habían practicado la magia, se arrepintieron de sus pecados y quemaron sus
libros mágicos públicamente (Hechos 19:18-20).
El Señor nnunca rechaza aquél que se arrepiente de un
corazón sincero: “Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón
contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás». Salmos 51: 17
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